04 agosto 2010

... LO QUE NOS QUEDA

Ya han pasado dos años... perdona si esta entrada no es la que tú te mereces...

Me retiré con una despedida exigida a gritos. Sin saber dónde caerme, abracé un trabajo nuevo... a otros tantos nuevos... imaginándote en cada uno de ellos y buscándote después de cada herida forzada. Nunca olvidé aquella sonrisa y mírame... aún sigo siendo la que era antes de ayer, cuando aún te quería... pero con algún fracaso encima.

Me emborraché a base de añejo y me acostumbré a tenerte lejos... Me acostumbré a creer que ya no me convenías. Me acostumbré a no ser nada y a estar sin nadie que no fuera tu recuerdo. Me acostumbré a llorar delante del espejo sin mirarme... Me acostumbré a añorarte y a soñarte en la distancia, sabiendo que en ningún momento nuestra línea del tiempo volvería a cruzarse, asumiendo que nuestro tapiz quedaba abandonado... sin nadie que lo tejiera.

Sigo siendo la misma despistada que no sabe callarse ni debajo del agua... un poco más vieja. Sigo siendo la misma mirada perdida que se comunica mejor cogiéndote el brazo que hablándote... un poco más triste. Sigo siendo la misma que te escribía porque no se atrevía a llamarte... un poco más cobarde. Sigo siendo un desastre que necesita teclear tonterías para creerse que vale algo.

Ahora sé que no podría tenerte cerca, ni a ti, ni a nadie. Sé que no sirvo para eso, igual que no sirvo para acunar niños... Sé que sirvo para escuchar cuando tengo días malos... y para que me escuchen algún día impar que otro. Sé poquitas cosas... cada vez menos... sobre todo de ti... y de mí.

Dicen que todos vuelven... mejor que tú no.

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