26 enero 2010

... KATIUSKAS

Hay quien prefiere los zapatos de piel. Yo soy más de botas de aguas, de ir sin paraguas y de no ponerme capucha. De tomar decisiones cuando es necesario, de enfrentarme a las situaciones y de no dilatar lo inevitable. De saber lo que quiero y lo que no, de ser libre de entrar y de salir y de encontrarme cuando camino por un lugar que no es mi ciudad. De plantarme delante de ti, de mirarte a los ojos y de escuchar lo que los dos sabemos que nunca pasará.

Salir a respirar el olor a libertad. Meter lo que pueda en un renglón. Llegar donde tenga que llegar. Cuidar lo que vaya a pisar. Gastar de lo bueno lo mejor. Volcar todos los sueños en mi corazón. Colmar de deseos lo que vendrá. Ganar y olvidarme de barrer antiguos desiertos. Caminar nuevos senderos por crear. Buscar paraísos por hacer. Saborear victorias presentes de gallegas con nata. Hacer que la vida pueda ser lo que resta del Edén.

No hay límites, no hay obstáculos, no hay vayas, no hay piedras ni escombro, no hay tapias. No hay nada que no se pueda dinamitar. Nada que no se pueda rodear. Nada que no se pueda saltar. Nada que haga que se resista el final del camino, el principio o el intermedio.

No hay una meta temporal. No hay cronómetros ni sirenas que indiquen el final de la cuenta atrás. No hay capa de nieve que te deje anclada en la calle, ni caída que moje tanto tu ropa como para no poder levantarte.

Hay ojos que me iluminan. Hay palabras que me abonan. Hay sonrisas que me arrastran al buen camino. Hay manos que me indican la siguiente parada. Hay abrazos que me colman de energía. Hay, hay, hay tantos gestos a tu alrededor que te sonríen.

Parece que este año se llevan las botas de agua. Parece que este año vuelve la gente que quiere vivir pisando nieve.

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