
Perder las hojas del árbol que cultivas con alguien duele, como quien arranca los pétalos de una margarita, como quien despellejase tu cuerpo. Lento se va… a ningún lugar, allí donde sólo puedes no encontrarlas, allí donde no puedes recordarlas, allí donde nadie las va a reclamar… el amor se va allí donde nadie lo quiere ver y no ha de regresar. Si tienes en la cabeza que su camino puede ser de ida y vuelta… quizás conviene tocar madera, porque no es buena amiga la carretera.
Se va sin más, no hay tiempo ni lugar, y lo que se va no se puede recuperar, es mejor dejarlo ir.
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