15 enero 2010

... EL VIENTO QUE LLEGA

Hoy no he escrito nada en las páginas que se lleva el viento cuando las dejo en mi ventana. Páginas con recuerdos, con frases o gestos. Son las páginas en blanco que la brisa abanea durante el año hasta que la ráfaga del nuevo enero las guía al lugar donde viven los recuerdos que acumulo al vivir. Páginas no escritas, páginas no inventadas, páginas en blanco, no numeradas.

Yo vivo gracias a las páginas no escritas que se van. Tirada por la estela de esperanza que dejan mis páginas al volar. Sin nombres, ni titulares, pero reservadas para ti, o para aquella, o para el... allí viven los recuerdos entre manchas de carmín que no dejé en tu mejilla, entre palabras que pensé en decir y miradas esquivas que no llegaron hasta ti.

Un año, y otro, y otro... mis páginas se han ido amontonado en columnas infinitas que llegan al sol, y allí se han empezado a quemar sin dejar olor que pueda percibirse desde aquí. Prefiero que se vayan todas juntas... porque los recuerdos en mi hogar, sólo pueden coger polvo. Mejor dejarlos ir a un lugar donde la atmósfera acabará convirtiéndolos en partículas, hasta que no seamos ni lo que hemos hecho.

Yo soy las páginas que llevo encima, ni una más, ni una menos. No soy lo que hice el mes pasado, ni lo que me ha quedado pendiente por hacer. No soy la que viste de lejos la otra noche, ni la que puede que veas otro día. Soy aquí y ahora, pero no soy ayer y allí. Soy ésta, la que no piensa en lo que puede que hubiera pasado, ni en lo que puede que pase. No soy la que quisiste, ni la que quieres, ni la que querrás. No soy la que fui, ni la que te escuchó, ni la que te dijo adiós.

No soy nadie, sólo soy yo.

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