Hay días que te levantas y algo en el ambiente te parece diferente. La luz difusa que entra por la ventana te ha despertado a las 9:00 y para combatirla te has sumergido bajo un manto de sábanas blancas. Dos horas después, cuando me he decidido a salir de las profundidades marinas de mi descanso, un rayo de sol bañaba mi pie izquierdo.
Soy de las que se van a la aldea más apartada que conocen para poder despertarse sin oír ningún tipo de ruido. De las que les gusta escuchar a la gente mayor que se siente sola. De las que pasan tardes enteras en la casa de su bisabuela pensando en cómo era ella y en las veces que estuve con ella.
Soy de las que les gusta cortar la piel de la fruta de una sola tira. De las que les gusta besar a la gente especial en ocasiones determinadas como el día 10 a las 10:10. De las que les relaja tener tiempo los domingos para ir a lavar el coche. De las que se escapan los mediodías de los viernes para comer solas en el parque al lado del río. De las que se quedan hasta tarde trabajando para retrasar el momento en el que hacen la cena con música de fondo. De las que cuando llegan a casa tienen una mascota que de repente les recuerda que no están tan solas como esperaban.
Y al pensar en cómo soy, me doy cuenta de que el 99% de las cosas que ahora me gusta hacer, las hago desde que no estoy con nadie, porque antes no tenía tiempo para hacerlas… o quizás, porque antes no tenía necesidad de llenar el tiempo vacío. Pero el caso es que me resisto cada vez más a desprenderme de ellas. He encontrado rutinas con las que me siento mejor, y a las que no quiero dejar por cadenas de conducta medio impuestas.
Ellos siempre me encuentran… me llevan encontrando desde hace demasiado tiempo… y yo, en mi ingenuidad siempre pensé que así era como tenían que ser la cosas, que el tiempo era para pasarlo con las demás personas. Sin embargo, y respetando mucho que seamos seres sociales por naturaleza, yo necesito tiempo para mí. Porque, aunque siempre estoy hablando de soledad… muy pocas veces me he quejado de ella… y porque hay personas que rodeadas de entes parlantes, se sienten mucho más desoladas que yo.
Porque en soledad he hecho las mejores cosas que han salido de mis manos… y en soledad es mejor quedarse hasta que vuelves a sentir como la oscuridad se vuelve día.
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