Te muestras impasible a tu entorno, con pequeñas gotas de desconfianza y mal humor. Ves la vida pasar y no entiendes del todo bien las fuerzas atractoras que producen las conductas de la sociedad. Asumes como espejismo la realidad, viendo como puede derretirse tu piel, aún teniendo frío el corazón.
Serán mis defectos personales. Será porque me gustan los pecados capitales, detrás de una fachada dañada por el tiempo. Siempre con esa necesidad de huir sin enfrentarte a las situaciones. Siempre notando el miedo a la incertidumbre expandiéndose por tu interior. Será porque con un buen fondo de batería y un solo de guitarra, todo parece menos dramático.
Me miro, y me veo como una veterana de una guerra perdida antes de empezar. Derrotada en una infinidad de operaciones fracaso con un fin aparente que cada vez se diluye más en la insignificancia. Refugiada en la oscuridad de una resaca inhóspita. Arropada por una burbuja de aislamiento que con el tiempo ha llegado a tener colgados cuadros en su superficie.
Perdón por ser tan simple, tan vulgar. Perdón por decir siempre las mismas tonterías una y otra vez... sólo por no querer decir lo que pienso. Perdón por estar sin decir palabra de lo que la realidad esconde. Perdón por reflejarme, pero no mostrarme. Perdón por intuir un silencio gritado que nunca ha llegado a oírse. Perdón por jugarme tu recuerdo a cara ganas tú, cruz pierdo yo.
Puse mi vida en venta, echándome a navegar sin más... y cuando llegó el momento, amarré mi pequeña embarcación y me dispuse a quedarme varada, sin rumbo, sin brújula y sin orientación. Todo, para nada.
Serán mis defectos personales. Será porque me gustan los pecados capitales, detrás de una fachada dañada por el tiempo. Siempre con esa necesidad de huir sin enfrentarte a las situaciones. Siempre notando el miedo a la incertidumbre expandiéndose por tu interior. Será porque con un buen fondo de batería y un solo de guitarra, todo parece menos dramático.
Me miro, y me veo como una veterana de una guerra perdida antes de empezar. Derrotada en una infinidad de operaciones fracaso con un fin aparente que cada vez se diluye más en la insignificancia. Refugiada en la oscuridad de una resaca inhóspita. Arropada por una burbuja de aislamiento que con el tiempo ha llegado a tener colgados cuadros en su superficie.
Perdón por ser tan simple, tan vulgar. Perdón por decir siempre las mismas tonterías una y otra vez... sólo por no querer decir lo que pienso. Perdón por estar sin decir palabra de lo que la realidad esconde. Perdón por reflejarme, pero no mostrarme. Perdón por intuir un silencio gritado que nunca ha llegado a oírse. Perdón por jugarme tu recuerdo a cara ganas tú, cruz pierdo yo.
Puse mi vida en venta, echándome a navegar sin más... y cuando llegó el momento, amarré mi pequeña embarcación y me dispuse a quedarme varada, sin rumbo, sin brújula y sin orientación. Todo, para nada.
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