Hay canciones que son de alguien, y no deben ser compartidas. Lugares que viviste con una persona, y que nadie más debería conocer. Palabras torcidas que en algún momento dejaste escapar, que no deberían volver a ser repetidas.
Y hay otra serie de diamantes, que sólo tú relacionas con alguien, que no son de los dos, pero que para ti es como si lo fueran. Hay veces que a una canción de cuna lanzada al aire, te gustaría darle una respuesta vertida al mar que dijese exactamente lo que piensas... y esperas, hasta que encuentras la canción perfecta. Igual que encuentras a una persona con la que te quedarías sin mirar a ningún otro lado... sólo dejándote perder en la profundidad de sus ojos, sólo pensando que su rostro es el que quieres ver en cada amanecer, sólo pensando que su mano es la que quieres coger en cada paseo perdiéndoos en la ciudad, sólo pensando que es su voz la que quieres oír al descolgar el teléfono, sólo pensando que tu corazón late más fuerte cuando cualquier cosa relacionada con él está cerca.
Vente conmigo... pero en lo lejano... porque para mí, eres la canción más bella que mi latir ha oído. La que te hace cambiar el compás. La que te hace mirar de otro color a través del cristal. La que te hace morderte el labio inferior al recordar. La que te hace estremecer para deshacerte en polvo de estrellas. La que te hace ser un nuevo yo. La que te hace dejarlo ir, si sabes que así estará mejor.
Una nueva relación donde yo sé que tú estás ahí y tú sabes que nunca me iré de aquí. Una vez me dijiste que no me podías pedir que te esperase... no hacía falta siquiera que lo mencionases, no pensaba irme a ningún otro sitio sin ti. Podría habértelo explicado todo, sin dejar lugar a ningún tipo de duda. Aclararte cada punto suspensivo, cada contradicción y cada palabra no pronunciada. Pero todos necesitamos que la niebla nos muestre a qué se debe la claridad del día. Todos necesitamos ver que lo que hay detrás no es nada sin más.
Ahora ya lo sabes. Ya sabes que en un puntito de Madrid, señalado con una crucecilla, tienes a alguien a quien llamar siempre que la noche se te haga larga o el día pesado. Ya sabes que tienes un buzón vacío al que enviar palabras escritas sin pensar. Ya sabes que hay alguien que leerá aquello de lo que simplemente necesites deshacerte.
Y es que, al final, no hay nada más hermoso que estar enamorado del amor.
Y hay otra serie de diamantes, que sólo tú relacionas con alguien, que no son de los dos, pero que para ti es como si lo fueran. Hay veces que a una canción de cuna lanzada al aire, te gustaría darle una respuesta vertida al mar que dijese exactamente lo que piensas... y esperas, hasta que encuentras la canción perfecta. Igual que encuentras a una persona con la que te quedarías sin mirar a ningún otro lado... sólo dejándote perder en la profundidad de sus ojos, sólo pensando que su rostro es el que quieres ver en cada amanecer, sólo pensando que su mano es la que quieres coger en cada paseo perdiéndoos en la ciudad, sólo pensando que es su voz la que quieres oír al descolgar el teléfono, sólo pensando que tu corazón late más fuerte cuando cualquier cosa relacionada con él está cerca.
Vente conmigo... pero en lo lejano... porque para mí, eres la canción más bella que mi latir ha oído. La que te hace cambiar el compás. La que te hace mirar de otro color a través del cristal. La que te hace morderte el labio inferior al recordar. La que te hace estremecer para deshacerte en polvo de estrellas. La que te hace ser un nuevo yo. La que te hace dejarlo ir, si sabes que así estará mejor.
Una nueva relación donde yo sé que tú estás ahí y tú sabes que nunca me iré de aquí. Una vez me dijiste que no me podías pedir que te esperase... no hacía falta siquiera que lo mencionases, no pensaba irme a ningún otro sitio sin ti. Podría habértelo explicado todo, sin dejar lugar a ningún tipo de duda. Aclararte cada punto suspensivo, cada contradicción y cada palabra no pronunciada. Pero todos necesitamos que la niebla nos muestre a qué se debe la claridad del día. Todos necesitamos ver que lo que hay detrás no es nada sin más.
Ahora ya lo sabes. Ya sabes que en un puntito de Madrid, señalado con una crucecilla, tienes a alguien a quien llamar siempre que la noche se te haga larga o el día pesado. Ya sabes que tienes un buzón vacío al que enviar palabras escritas sin pensar. Ya sabes que hay alguien que leerá aquello de lo que simplemente necesites deshacerte.
Y es que, al final, no hay nada más hermoso que estar enamorado del amor.
3 comentarios:
quizás porque las palabras escritas sin pensar son las que realmente describen sentimientos.
Muy bueno tu blog, t felicito
A mí me gusta pensar que es al revés, y que son los sentimientos los que aparecen sin pensar.
Me alegro de que te guste el blog.
Gracias por seguirlo y un saludito :)
http://www.youtube.com/watch?v=d_J1Ec7L3Kc
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