Puede que hayas encontrado al amor de tu vida en la esquina oscura de algún bar, o en el pasillo interminable de un concurrido museo, o en el césped lejano de algún conocido parque, o en la cancha vacía de una vieja instalación de baloncesto, o en el irreconocible parquímetro de la vértebra automovilística de una gran capital.
Puede que lo hayas compartido todo con él, o que nunca te hayas atrevido a mediarle palabra, o que tras tus sonrisas tu deseo de besarlo siempre cayese en el mundo de los sueños irrealizables, o que tú misma te encargases de alejarlo para evitar poder volver a amar.
Puede que estés helada de saber que no quieres volver a sentir, de reconocer que enternecerte y arriesgarte a que otro combate te hiera, no es tu baza a jugar. Puede que prefieras no volver a recordar lo que es sentirse en fusión con una persona, por riesgo de que la combinación te estallase otra vez en las manos. Puede que aunque un día sepas la dirección de tu otra mitad, simplemente no te atrevas a dirigirte hacia él. Puede que necesites que sea él quien te asegure que todo saldrá bien. Puede que sientas que ya vale de ser tú la que siempre cree en situaciones imposibles. Puede que creas sólo en el amor que no llega a materializarse, en ese que no se toca y por no hacerlo parece que duele menos, en ese que ilumina tu mirada pero no paraliza tu corazón, en ese que te roba una sonrisa pero no te hace sentir como en casa.
Puede que hayas perdido la fe en la fortuna, el riesgo y el destino. Puede que pienses que el amor no es más que un rumor del que se oye hablar y que sólo algunos pocos son los que tienen la dicha de sentirse acariciados por sus sensaciones. Puede que no estés segura de qué se supone que hay que buscar si los sentimientos ya no son puros, ni honestos, ni perpetuos.
Puede que sólo sepas que este no es tu momento... o que simplemente tu momento ya hace tiempo que pasó.
1 comentario:
qiyo buscale un punteo al texto pa redondearlo ...me ha gustao mucho...un abrazo
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