
Es posible que los sentimientos que acumulamos con otras personas no se vuelvan a repetir si no están ellas allí. Es posible que el Chino de Príncipe Pío no sea igual sin la risa de Chas, o que mi salón sin Xan mordiéndolo todo no sea el que era. Es posible que mires y no sepas ver, o que tres palabras te hagan llorar lo suficiente para dejar de sentirte persona.
No tienes nada de que lamentarte, nada que entender, nada que creer, nada que elegir, nada que escuchar de lo que no quieres saber, nada que hablar.
No tienes nada que sentir y todo está bien.
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