No me parece subrealista haberte conocido... sino añorar tus llamadas, desear que te hayas guardado un beso de más para mí o anhelar que busques mis pisadas... y son deseos que, en realidad, están tan lejos... tanto como tú... porque minuto a minuto se vuelven más desconocidos... casi inexistentes.
Encontré en ti lo que la gente busca, por lo que la gente se pierde y por lo que se encuentra. Y dislumbré lo que podía llegar a vivir. Y escuché lo que el mar me quería decir. Y me di cuenta de que era mejor irme sin hacer ruido. Irme para buscar aire limpio que no huela a ti y en el que no haya esperanzas de historias inauditas color rosado, historias de ensueño que me hagan dejar de respirar. Tal vez, un día volveré a jugar y tú ya no preguntes por mí. Tal vez, volvamos al mismo lugar y yo ya ni te reconozca. Tal vez, volvamos a coincidir y nuestros pasos no lleven el mismo ritmo.
Me he inventado que te habías ido... sólo para poder irme yo antes. Porque prefiero no sentir nada sabiendo que no estás, prefiero no buscar tu nombre, no imaginar que recorro tus labios, no brindar con tu mirada... Ya no quiero capitanes de barco al amanecer, ni bichos a los que callar en ratos de café; no quiero tararear a la par, ni compartir noches de desvelo; no quiero conjuntos empáticos, ni jerseys de manga larga.
Asumo esa responsabilidad, me quedo en tierra firme diciéndote adiós y me dedico a empezar de cero otra vez... abro la puerta y dejo que entre aire fresco, y dejo mi mente en blanco... y no pienso en nada, aunque es raro echar a andar sin pensar en nada más. Por mi camino de nubes avanzo y si me preguntan qué tal... miento... y, de alguna manera, pienso que no soy tan buena como otros dicen.
Cuento las horas que me quedan contigo volando en mi cabeza... diez, nueve, ocho, siete, seis... que cada uno se olvide de lo suyo, que cada uno se pierda en su inmensidad, que cada uno siga para no volverse a encontrar.
Digo adiós y nada más... a ti que podrías haber sido el agua de mi manantial, al que podría haber perfilado con los ojos cerrados; a ti con quien dibujaba sensaciones y las pintaba de color, dejando luego que el tiempo las desaturase y me acabase mostrando la vida en blanco y negro; a ti que eras realidad virtual y hablabas en la misma lengua extraña que hablo yo; ahora, decir tú y yo, es hablar en pasado.
Pero prometo guardarte en el fondo de mi corazón. Y prometo recordarte hasta que haya dado todo el amor que tenía guardado para ti. Me pregunto qué parte de tu destino se quedó conmigo... qué parte se quedó por el camino... me pregunto qué parte de mis sueños se quedaron rondándote, cuidándote, mimándote... y tú mirando al infinito, sin apreciarlo.
Algo mio y algo tuyo hemos perdido los dos... tanta emoción racionalizada sólo puede acabar por anular los sentimientos emergentes. Nos miramos... y aunque tú no lo sabías, te dije adiós, mucho antes de que te dieses cuenta. Ando siempre despistada, nunca encuentro lo que busco... pero esta vez, preferí que te escapases.
"Eche o que hai".
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