
En realidad no está tan lejos, está en la puerta de mi izquierda, la que siempre estuvo ahí y no quería abrir, porque descubrir un nuevo mundo me daba miedo. Vagaba por un espacio continuo sabiendo que mi pensamiento siempre podría volver a ti.
Ya no lo quiero, ni a mis sueños contigo, ni a nuestro futuro juntos, ni a ti. Todo aquello que deseé se fue, como las hojas del otoño, la nieve del invierno y las flores de los almendros.
Ya no deseo que hagas nada, porque puedo hacer lo que quiera por mí misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario