04 diciembre 2010

... TELÉFONOS COLGADOS

Te llamo... y cuelgo. No era contigo con quien quería hablar. Puede que en mente no tenga las cosas claras, pero en mi interior lo siento tan vivo...

No es algo que pueda racionalizar. No es algo que deba pensar. Las cosas llegan, sin que imaginases que ni siquiera pudieran funcionar. Y entonces, dejas de ser transparente para convertirte en agua... líquido fluido, que no tiene más adornos que lo que él mismo es. Y así me muestro ante ti. Nadie más me ha conocido así nunca. Y créeme, nadie más... tan intensamente.

Normalmente siempre te preocupa aquello que va a pensar la otra persona de ti. Te colocas cada mechón del pelo. Te pones los vaqueros que mejor te sientan... todo listo y preparado para el rodaje de tu vida. Pero tú... sólo tú eres quien me ha visto íntegramente detrás de las puertas de mi camerino. Sólo tú me conoces sin preocuparme del maquillaje, de la luz o de la humedad.

No es que no te valore, y por ello no me importe lo que tú opines de mí. Es porque si no te agrada lo que ves... no eres real... o dejémoslo en que me habré equivocado de dirección. Pero tienes razón... me han surgido extrañas comisuras alrededor de la boca... llamadas quizá sonrisa, alegría, comodidad, emoción... Todo eso que siento mientras hablo contigo.

Es cierto que debería hacer ciertas cosas bien... que me reprimo... por respeto a ti y a quien tú consideres oportuno... Y estonces me paro y me doy cuenta de que en realidad, te he prejuzgado desde que te conocí... siempre manteniendo la esperanza de cómo tenías que ser... o de lo no que no ibas a hacer.

Y, al final, yo no sé de ti más de lo que me enseñas... como en una video conferencia ficticia desde ártico al punto base de investigación. Y eso no me preocupa nada, porque no dejas de ser más que un sueño... un sueño que, de no cumplirse, siempre podrá seguir en mi cabeza...

Te llamaría... pero no creo que deba hacerlo.

2 comentarios:

southwind dijo...

Palabras mordidas.
Existen sonidos en la naturaleza, que inundan tu corazón, lo llenan de vida y sentimiento...el cantar de un pajarillo al amanecer, la lechuza en una noche de luna...a mí me inundaba el sonido 'feliz' de mi teléfono y ver tu nombre...hasta que de repente se apagó.
Se apagó como la llama de una vela es cortada por el sablazo de la espada... cimitarra fría y doliente que acabas con esperanzas e ilusiones.
Herido, pero no muerto.
Triste, pero no deprimido.
Culpable? No, no soy culpable. Sólo que no soy lo que creías que era...nunca sabré que es un zuncho, ni un tramex perimetral, ni como conectar visualmente un espacio fluido con el exterior, ni podré hablar de arquitectura con tus amistades...
Sólo he podido seguir a lo que mis sentimientos me han guiado, y ellos me llevaban hacia tí...
A tu sonrisa delicada, a tu ojillos rasgados, a tus explicativas piruetas de manos, a tu andar vivaracho y armonioso...todo me llevaba a tí...
Ahora eres recuerdo, anhelo de lo que pudo ser y se perdió, barrera que antaño liviana y ahora se vuelve insalvable...
Frases que hacían mi personalidad ahora se tornan mordidas, palabras mordidas...que no atrevo a pronunciar

Anónimo dijo...

A veces soñamos, creemos ver que hemos perdido algo. La pérdida es la privación de algo que se tenía. Pero si lo que tenía era una ilusión, algo efímero ¿cómo se puede perder algo que en verdad no se tenía? En realidad no puedo perder nada que no he tenido. Sólo me tengo a mi, por eso lo que me pasa es que estoy perdido, porque carezco de mí. Tal vez el problema es que lo siento como una pérdida cuando en realidad pudiere tratarse de un robo.

Me angustia pensar que no tengo tiempo de llegar, que me va a sorprender antes la caída al Hades ¿y si es justo antes de llegar?

Hablo y digo lo cierto y expreso la duda. Callo y como respuesta recibo el eco, que todo lo inunda.

Quiero amar y no puedo, quiero llorar y no puedo: he olvidado las reglas del juego.