11 diciembre 2010

... ESPERANZAS SUSPENDIDAS

Es posible que cada uno de nosotros formemos parte de una cadena de sentimientos... ya no digo amor, ni odio, ni rencor... sino sentimientos. De tal forma, que nos podemos enlazar en infinitas relaciones casuales... generando una estela de emociones que envolvería la tierra como una madeja de luz.

Una línea fugaz e intermitente que sólo algunas veces nos deja distinguir lo que es real de lo que no. ¿Son los sentimientos reales? ¿Son nuestras prioridades? ¿Es nuestro pasado algo a recordar? ¿o es más importante el presente? ¿Somos nosotros alrededor de lo que gira nuestro mundo? ¿Son las premisas que nos han sido impuestas? ¿Nuestros intereses?

En realidad, son tantas las variables que se encuentran en nuestras vidas... que intentar despelucharlas... no es más que un juego de cojines de plumas rotos por las sacudidas. Sacudidas que parecen descubrirnos nuevos horizontes y no hacen más que llenarlo todo de una nube de pelusa. Nubes que, dependiendo desde el punto de vista que se miren, pueden ser una diversión de niños o una gamberrada malintencionada.

Abre los ojos e intenta ver por un momento hacia dónde vas... compáralo con dónde te gustaría llegar... párate... ¿de verdad crees que no eres capaz de rasgar un camino nuevo entre la maleza para cambiarlo? ¿o es que simplemente no eres capaz de orientarte? Estás en uno de esos momento en los que no importa ni cómo, ni porqué... sólo sabes que tiene que ser... sólo sabes que hay que tirar hacia adelante... que no tiene sentido mirar para atrás... porque lo que pasó no se puede cambiar ya...

Siempre mordiendo el polvo por frustraciones externas. ¿De verdad las cosas no se pueden cambiar? Y yo que creía que nosotros estábamos en constante cambio... y yo que creí que éramos evolución a cada paso que dábamos... aunque es cierto que es demasiado esperar... el ser humano es de esos que necesita vivir al compás de un vals... un, dos, tres... un, dos, tres... un, dos, tres... dando vueltas alrededor de una idea primigenia, pero nunca llegando a ella... mejor no tocarla, no vaya a ser que no tenga el tacto que nos esperábamos... mejor no cogerla, no vaya a ser que no tenga el peso que nos esperábamos... mejor no sentirla, no vaya a ser que alcancemos lo que hemos soñado.

Mejor no tener esperanzas, eso es de ilusos. Mejor no soñar, eso es de niños. Mejor no ser feliz, eso es de tontos. Mejor no amar, eso es de irracionales... Pero no soy capaz de creerme frases hechas por personas que ni conozco, ni conoceré. No soy capaz de vivir en un mundo impuesto...

Porque al final, la niña tonta irracionalmente ilusa que vive en mí ha perdido tantas batallas... se ha ahogado tantas veces... la han callado tantas manos... que ya no tiene ni voz de ni voto... ¿eso es lo que queremos?

No hay comentarios: