La Navidad no nos llega a todos por igual. Hay quien la vive cada año. Hay quien simplemente la ve pasar. Hay quien reniega de ella hablando de mercantilismo y comercialización… pero, ¿por qué no decirlo? La Navidad es la única época del año en la que a la gente se le ablanda el corazón.
Puede que el espíritu navideño me haya llegado por primera vez este año. Puede que me haya dado cuenta de que… nos queda tanto amor por dar… y tanta gente que está necesitada… puede que ya no me importe lo rebuscada que se me antojan las personas con las que trato diariamente… puede que, por fin, vea que simplemente lo que ellos son, no es lo que soy yo.
Puede que haya abierto el baúl en el que metí todos mis resentimientos, esos que no ves pero están en el fondo del corazón. Puede que me haya liberado de mis opresiones personales, del deber, del tiempo, del momento adecuado, de lo correcto, de lo lógico… para simplemente dar paso a sentimientos gratos que se han ido desgastando con el paso de riñas, decepciones, despedidas… sentimientos que son pisoteados día a día hasta que no eres capaz de verlos. Sentimientos que todos creemos que son la base de nuestra personalidad… pero que con los años se van decolorando.
Muchas veces no basta con rodearte de gente con interiores puros, sino que es necesario estar dispuesta a verlos. Puedes imaginar que no son turbios… pero no eres capaz de dejarte contaminar… mientras, lo único que absorbes son multitud de clichés… falsas acciones que te hacen sentirte dentro del círculo navideño.
No creo que la Navidad sea un engaño… ni siquiera una forma de mercado… no mientras nosotros creamos en ella… no mientras seamos capaces de conservar sentimientos puros en relucientes vitrinas… no mientras seamos capaces de creer en ti, en mí, en nosotros. Porque todo puede ser mejor cuando todos colaboramos…
Todos queremos algo por Navidad… pero All I want for Christmas is you.
2 comentarios:
Me gustaría que estas navidades el frío congelase mis arrugas, mis expresiones ceñudas del alma. Estas navidades me gustaría que el hielo petrificase mis pesares y que se disolvieran en el azúcar del chocolate con churros de año nuevo.
Estas navidades quisiera volver atrás, a aquel punto de complicidad, a aquel instante envuelto de tapicerías acolchadas y cristales biselados.
También me gustaría que estas navidades volviera la primavera.
Sí, estas navidades.
Temperaturas extremas, marejadas, vendavales... todo es posible ya... incluso que tú teléfono suene cuando menos te lo esperes... y al descolgar suenen tulipanes morados.
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