Puede que sea cierto, puede que lleve 4 meses viviendo de una realidad intocable. Puede que lo mejor de esa realidad sea que nunca vamos a poder vivirla y que sólo está dentro de ti y dentro de mí. Pero también puede que, de no ser vivida, se disipe como el calor de mi tazón de chocolate al dejarlo en la mesita.
¿Realmente es necesario revivir un sentimiento que no es real para sentirse inquieto por dentro? ¿Realmente es necesario regodearse en recuerdos futuros? ¿Realmente hay que posponerse para retomar con más intensidad?
He hecho muchas tonterías en los últimos años... que simplemente prefiero asumir mirando al frente y sin darle muchas vueltas. Pero cada una de esas tonterías, me ha llenado... de lágrimas o de sonrisas... pero no me ha dejado indiferente. Cada una de ellas me ha recordado que hay algo por lo que levantarse cada día... mi subjetividad. Yo soy yo misma... con circunstancias que vienen impuestas o buscadas... pero yo misma, porque al final, soy yo la que decido qué camino tomar.
Pero tú... tú nunca me has dejado pensar ni decidir. Tú siempre por delante de mí. Tú siempre priorizado en mis deseos. Mi mundo se aturde y el día titubea, como si cada palabra fuese a generar un futuro presente diferente, como si en cada frase me jugase mi destino. Pero peor era saber cómo ibas a reaccionar antes de verlo. Peor era notar como tus contestaciones eran las mismas que si yo te contestase a ti. Peor era pensar que yo era igual que tú... Peor es darte cuenta de lo que tienes delante y que simplemente nunca podrás tocarlo.
Te he oído decir que nuestras circunstancias eran distintas... las tuyas siempre más complejas, por supuesto... y yo sonreía... porque sabía que eran las mismas... cierto que yo las viví en otro momento, cierto que no fueron con las mismas personas... pero también cierto es que sólo podemos enfocar las situaciones de la misma manera... dime tú por qué... no tendrá nada que ver con que lo veamos todo tras los mismos ojos... no tendrá nada que ver con cómo somos... sólo una misma persona en realidad.
Sonrío cuando me doy cuenta de que me previenes sobre situaciones de las que ni siquiera sabes mi postura. Sonrío al pensar que yo lo siento exactamente igual que tú... porque a mí mi espacio no me lo quita nadie... porque yo también fui otra persona amoldada a alguien... porque yo también tuve que volver a ser yo para encontrarme... porque yo también quiero una mirada cruzada que me haga saber cuándo es el momento.
Y ahora me paro y pienso. Tú y yo no somos iguales... porque yo sigo creyendo en la bondad de la gente, en el altruismo, en el sentimiento puro que no busca beneficio propio... primero de psicología me dices... puede que alguien te entienda a ti... puede que alguien me entienda a mí... pero sólo tú y yo podemos entendernos a nosotros dos juntos...
Y entre tanta tontería, me pregunto qué estarás haciendo hoy... espero sólo que estés bien.
¿Realmente es necesario revivir un sentimiento que no es real para sentirse inquieto por dentro? ¿Realmente es necesario regodearse en recuerdos futuros? ¿Realmente hay que posponerse para retomar con más intensidad?
He hecho muchas tonterías en los últimos años... que simplemente prefiero asumir mirando al frente y sin darle muchas vueltas. Pero cada una de esas tonterías, me ha llenado... de lágrimas o de sonrisas... pero no me ha dejado indiferente. Cada una de ellas me ha recordado que hay algo por lo que levantarse cada día... mi subjetividad. Yo soy yo misma... con circunstancias que vienen impuestas o buscadas... pero yo misma, porque al final, soy yo la que decido qué camino tomar.
Pero tú... tú nunca me has dejado pensar ni decidir. Tú siempre por delante de mí. Tú siempre priorizado en mis deseos. Mi mundo se aturde y el día titubea, como si cada palabra fuese a generar un futuro presente diferente, como si en cada frase me jugase mi destino. Pero peor era saber cómo ibas a reaccionar antes de verlo. Peor era notar como tus contestaciones eran las mismas que si yo te contestase a ti. Peor era pensar que yo era igual que tú... Peor es darte cuenta de lo que tienes delante y que simplemente nunca podrás tocarlo.
Te he oído decir que nuestras circunstancias eran distintas... las tuyas siempre más complejas, por supuesto... y yo sonreía... porque sabía que eran las mismas... cierto que yo las viví en otro momento, cierto que no fueron con las mismas personas... pero también cierto es que sólo podemos enfocar las situaciones de la misma manera... dime tú por qué... no tendrá nada que ver con que lo veamos todo tras los mismos ojos... no tendrá nada que ver con cómo somos... sólo una misma persona en realidad.
Sonrío cuando me doy cuenta de que me previenes sobre situaciones de las que ni siquiera sabes mi postura. Sonrío al pensar que yo lo siento exactamente igual que tú... porque a mí mi espacio no me lo quita nadie... porque yo también fui otra persona amoldada a alguien... porque yo también tuve que volver a ser yo para encontrarme... porque yo también quiero una mirada cruzada que me haga saber cuándo es el momento.
Y ahora me paro y pienso. Tú y yo no somos iguales... porque yo sigo creyendo en la bondad de la gente, en el altruismo, en el sentimiento puro que no busca beneficio propio... primero de psicología me dices... puede que alguien te entienda a ti... puede que alguien me entienda a mí... pero sólo tú y yo podemos entendernos a nosotros dos juntos...
Y entre tanta tontería, me pregunto qué estarás haciendo hoy... espero sólo que estés bien.
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