24 septiembre 2010

... ORIGINAL O RÉPLICA

Y cuando menos te lo esperas sucede… y sucede coincidiendo con la firme intención de negar que fuese a pasar. Te chocas con alguien, aún queriendo esquivarlo. Alguien con quien preferías no tener relación, no por él, si no por ti y por tu otro yo.

Y entonces te rindes a la evidencia. Te rindes teniendo que reconocer que hacía tiempo que no te dolían las mejillas de sonreír tanto, sabiendo perfectamente cuando fue la última vez que te pasó eso. Te rindes notando como tu mente se dispersa con la velocidad del hidrógeno contenido, sabiendo perfectamente cuando fue la última vez que te pasó eso. Te rindes sintiendo como por dentro nace un sentimiento irradiante, sabiendo perfectamente cuando fue la última vez que te pasó eso.

Sin embargo, sabes que el original y la réplica no son comparables. Pero también sabes que las réplicas conllevan menores responsabilidades, quizá porque si un día deja de agradarte, siempre te quedará pensar que con el original todo será diferente.

Y, siendo inevitable, ves como los acontecimientos te encaminan a adherirte a la misma situación que, en otro momento, no creías que tuviese mucho sentido. Quizá porque querer y amar son sentimientos distintos, aunque muchas veces no los podamos diferenciar. Se quiere con el tiempo, en parte con la cabeza y en parte por las experiencias acumuladas. Se ama con pasión, sin necesidad de conocer todos los entresijos, ni de desnudar a la otra persona para saber cómo es… se ama por intuición.

Las buenas experiencias son aquellas en las que se ama… aún no importándote si la otra persona siente lo mismo. El querer llega… a veces anunciando la muerte de la pasión, anunciando que el sentimiento es más racional que anteriormente.

Seguramente por eso te dije que te quería, porque en mi interior noto como, de lo que fue, sólo quedan palabras que en algún momento tuvieron sentido, pero que, al no materializarse, pierden toda su fuerza.

No quiero plantearme si es mejor querer a alguien que has amado, o decidirte a querer a alguien que sabes que no puedes amar. Y al no querer planteármelo, reconozco que tenías razón, y que es perfectamente posible tener sentimientos cruzados, porque no están situados al mismo nivel. Y quizás entonces me pregunto en qué nivel estoy yo y en cuál está ella… y quizás en ese momento me pregunto en qué nivel estarás tú y en cuál estará él.

Supongo que esto es lo que tenía que suceder desde el principio, lo que tú creías que era real. Y sin embargo, hay algo de esta situación que sigue sin convencerme… quizás porque el orden de los factores suele alterar el producto en la vida real… quizás porque, en mi caso, la situación se desencadena consciente de lo que está sucediendo e intuyendo en lo que podría terminar.

Hay quien cree que las situaciones pasan en un momento y en un lugar, porque eso es lo que tiene que pasar… lo que, en cierto modo, implica que la historia ya está escrita. No sé porqué te llamé entonces, diciéndote que pueden pasar cosas que no podemos evitar. No sé porqué a los dos días eso se había materializado y estaba sucediendo, aún sabiendo que yo no lo quería. No sé a dónde lleva todo esto… pero me siento como si te hubiese dado la espalda y no quisiese oír tu voz. Me siento como si me hubiese traicionado a mí misma… como si hubiese traicionado aquello que me ha hecho volver a creer. Me siento como si estuviese obrando mal… pero sé que si obrase correctamente, sólo quedaríamos mis pensamientos y yo para verlo.

Y ahora no sé que es lo correcto, ni lo bueno, ni lo que hay que hacer, ni cómo debiera actuar. No sé si le estoy mintiendo a él, a ti, a mí o a todos. No sé nada... pero sé que tengo la verdad en mi corazón.

23 septiembre 2010

... A LA DÉCIMO QUINTA

Algunas veces se cruzan personas en tu vida que mientras veías venir, aparentaban poseer la belleza de una estrella fugaz, y sin embargo, al pasar a tu lado, ves como lo único que son capaces de hacer es arrasar con lo que dicen acariciar.

Y mientras pasan, te ciegan... y sin vista te dejan durante un tiempo. Crees que has aprendido que no debes prejuzgar... pero no quieres dejarte quemar una y otra vez. Así que optas por alejarte de aquellos meteoritos que no saben controlar su viaje... por lo menos aquellos que ya conoces y sabes como funcionan. Optas por no dejar que te abrasen.

Y no sabes ni cómo ni porqué, esas personas que antes desarrollaban su vida sin que tú existieses... un día se les da por "querer saber de ti"... como si fueses de esas personas a las que les agrada acercarse a lugares en llamas... sólo por comprobar si te quemarán o no.

No oculto ni mis pensamientos ni mis sentimientos. Quien me cae mal, lo sabe, y quien me agrada, lo nota. A quien prefiero ver de lejos, se lo digo claramente, y con quien me gusta quedar, lo hago lo más a menudo que puedo. Me gusta que al expresar claramente no querer tener una relación con una persona, ella me escuche y, aunque sea por décimo quinta vez, me haga caso y se separe de mí. Pero después de cierto tiempo, te percatas de que esas personas que no quieres tener cerca, porque no te hacen ningún bien, nunca te escucharán... y que el único modo, será dejar de hablar con ellos.

Sé que no es mi estilo, pero realmente... eres cansino.

22 septiembre 2010

... MADEJA DE HILOS

Se me fue. Se me va. Se me irá. Cuando te conocí y, aún sabiendo tus circunstancias, las obvié como si ciertas situaciones no fuesen conmigo. Cuando verbalizo lo que siento y se me ocurre decir que sólo quiero que tú seas feliz, no importa ni como ni con quién, y mucho menos si ese quien soy yo o no, sólo me importa tu felicidad. Cuando te vuelva a llamar en condiciones no permitidas, aún sabiendo que no debiera hacerlo, cuando te diga lo que pienso sin callarme nada, aún sabiendo que ni a ti ni a mí esa situación nos beneficia.

Ese momento en el que no quieres nada, no tienes una intención... si no que simplemente te dejas llevar por lo que sientes. Y encima oigo palabras tuyas... que sólo puedo negar de lo ciertas que sé que son y de la certeza tan profunda que tengo de que, que sean verdaderas, no hará más que dolerme.

Nunca te haría elegir, porque yo sólo quiero que tú estés bien... y tengo la suerte de que, que suceda eso, no implica que yo tenga que estar mal. Sólo necesito escuchar tu voz de vez en cuando... escuchar que cada vez que me oyes es igual... aunque eso sea sólo una forma de negar que el tiempo pasa.

Palabras que salen de tu boca que me encantaría que me sonasen mucho más vacías de lo que me suenan, mucho más falsas. Pero me las creo todas. Aunque mientras hablas te lo niego y te digo que no son ciertas. Es lo único que sé decir para evitar sentirte más.

Un sentimiento que no es amor, que no es querer y que ni siquiera es pasión. Es tener la seguridad de que lo que viste un día sería el amor más puro que nunca has sentido... si no fuera porque no hay un presente. Es tener la convicción de que lo que sentiste desembocaría en el querer más lleno que nunca has imaginado... si no fuera porque no te han dejado tener más. Es tener la sensación de que lo que fue... no se merece que lo nombre si no es en tu presencia... porque sin ti se queda en palabrería barata.

Todo esto, todo tú, es no tener nada. Y ese nada se me antoja ahora lo más preciado que tengo. Porque sólo tu vacío me hace sentir viva. Porque sólo tus vibraciones me hacen flaquear. Porque todas mis respuestas son tuyas. Porque todo tú podrías ser yo.

12 septiembre 2010

... VERDADES DE ALGODÓN

Siempre he pensado que no se podía ser rencorosa si la memoria no te daba para ello. Y siempre he entendido que las personas quieran mantener una amistad cuando otras cosas se dejan atrás. Supongo que en determinadas situaciones también comprendo que prefieran no hablar de verdades, por lo que eso les pueda doler. Y entiendo también que a veces hagas como que algo no ha pasado, y no vuelvas a hablar de ello.

Y al ver todo eso, no me reconozco. Antes creía en la visceralidad, en el todo o nada, en el para mí o para ti. Y cuando vas viviendo determinadas situaciones, piensas que quizás la vida no tenga porqué sentirse tanto... que tu tiempo ya no está para hablar de acontecimientos cuya aclaración no resolverá nada... que quizás es mejor vivir en una nube de suposiciones donde la certeza de la verdad se antoja más sincera que la realidad.

Te veo... y entiendo tu comportamiento egoísta, pero entiende tú también que yo no quiera aprobarlo. No tengo remordimientos... no necesito tener conversaciones superficiales que aparenten un falso fraternalismo para sentirme mejor... no necesito beber mentiras de algodón de azúcar.

Pero cuando tengo que hacerlo, y sólo lo hago para que tú te sientas reconfortado, recuerdo que hay determinados corazones que no son limpios, y que es mejor que no me acerque a ellos en demasía. Recuerdo que sólo quieres mi amistad para limpiar tu conciencia. Y guardo a aquellos que me van demostrando día a día que todo en ellos es bondad... y quizás no bondad infinita, pero sí bondad hecha para mí. Porque al final, no hay personas universalmente buenas, si no que hay personas buenas para nosotros... o para otros.

05 septiembre 2010

... PIEDRA, PAPEL O TIJERA

Hay situaciones a las que por más que les des vueltas... siempre sale cruz. Da igual todo lo que hagas para llenar su cajita de recuerdos correspondiente, porque al final tendrás que cerrarla de todas formas. Mejor echarlo a piedra, papel o tijera.

Tuve una época en la que no me importaba echar a volar porque sí, porque... ¿por qué no? Simplemente despegar para descubrir nuevos momentos planeando sobre el tiempo. Sorprendiéndome detrás de cada nube, con cultivos nuevos que investigar y a los que entregarse. Cultivos que a veces, por no medir bien los recursos, acabé asolando. Cultivos que, con el tiempo, me revelaron que nunca se habían recuperado. Pero, como tú fuiste la primera que los abandonó después del desastre, ni siquiera lo sabías.

Y al pararte un instante y mirarte las manos que cultivan tu presente, caes en que ni siquiera te gustas a ti misma. Te gusta lo que cultivas, y para quién lo haces. Te gustan todos los animalillos que corretean entre tus amapolas. Pero miras tus manos, y no te agradan... incluso, algunas veces, ni siquiera te gusta cómo tocan, cómo sienten, o cómo les haces sentir a otros. Siempre has sido un desastre, un desastre con encanto... que no es lo mismo que ser un desastre encantador.

Así que un día, te enfrentas al más penoso infinito y a la más dura verdad. De tanto querer estar sola, un día lo estarás porque ya no quedará nadie que quiera estar a tu lado. Nadie que haya entendido ni aguantado tu forma de actuar. Nadie a quien le agrade esa pasividad con la que te enfrentas a las personas. Nadie que quiera coger trenes en soledad mientras tú prefieres mirarlo en la lejanía, caminando con tu macuto de penas. Y eso no es protegerlos, es echarlos.

Supongo que no sé coger trenes porque mi realidad no entiende de palabras, ni llamadas, ni acercamientos, ni sobornos, ni lástimas... sólo entiende de acciones y movimientos... aunque esa no sea una realidad a compartir... pero eso ya da igual.

03 septiembre 2010

... EN BLANCO

No creo que fueras el futuro amor de mi vida. No creo que hubiera funcionado... y no es por nada en concreto, si no meramente intuición que, al final, es lo único que nos queda.

Creo en ti. No siempre creo en mí. Pero no creo en un nosotros. Realmente no sé muy bien nada... pero ahora no busco, ni espero, ni anhelo, ni encuentro. No creo en nada de lo que he dicho en los últimos años de mi vida. No creo en sentimientos, ni en palabras, ni en acciones desencadenadas. No creo en nada programado, ni inducido.

Estoy como papel blanco. Creo que he tirado mis libretas de experiencias y controversias. He desechado mi afán de predecir y de saber lo que va a suceder en una hora, mañana y el mes que viene. He dejado de mirar hacia atrás para poder anticipar el porvenir. Ahora soy atemporal.

No importa ya ni quien, ni cómo, ni porqué. El espejo en el que constantemente me miraba se ha roto y ahora sólo hay aire. Supongo que para desprenderme de ciertos sentimientos sólo necesitas acumular otros en exceso... acumular hasta que el frasco quiebra y al derramarse, nada queda dentro de él.

Ya no siento, ni padezco. Ni me importa, ni hago porque lo haga. Ni sé, ni quiero saber. Siempre queriendo controlar el presente para saber que había un ahora y un después... para saber qué era lo que deparaba.

Ya no hay penas, ni males, ni dolores pasados, ni presentes. Ahora no hay nada. Y eso no hace que no me sienta viva... si no que me sienta libre.

Todo eso que se dice sobre que el amor es lo que nos hace felices o desdichados. Eso que se dice sobre que es el sentimiento más importante... el amor no es nada... no es nada que nosotros no queramos que sea. Sólo es importante para quien lo desea, porque cree que en algún momento lo tuvo. Y seguramente esa persona ni siquiera lo ha vivido de verdad, si no que lo conoce más de idealizaciones, de oídas, o de pequeños momentos que si fuesen eternos serían amor. Personas que dicen morir de amor, mientras mueren en sí mismos y en sentimientos egoístas.

No sabemos nada. Ni lo que queremos, ni lo que tenemos, ni lo que esperamos.

Nunca seas el slogan de nadie, porque tú eres poesía.