23 mayo 2010

... NO ES LO MISMO

Supongo que los finales son así. Llegan y nadie los controla. Se van y nadie los había planeado como sucedieron. Igual que los sentimientos. Llegan y nadie los controla. Vienen y se van y nadie pensaba que se podían extinguir.

Pero desde aquí, cuando ya ha pasado la tempestad, la calma reina y nada hay a mi alrededor que pueda perturbarla. Pero ¿quién no tiene algo qué ocultar? y ¿quién ha dicho que quiera conocer tus secretos?

Lávate las manos si quieres en mi piel, porque no seré yo quién juzgue si eres culpable o inocente. No seré yo quien vea de qué color es la sangre que dejas marcando mi torso. No seré yo quien te diga si apruebo o no lo que haces, ni si lo "correcto" sería hacerlo así, porque lo correcto sólo existe dentro de cada uno de nosotros y no en la totalidad. Porque tu concepto de correcto no puede ser igual al mío, ni al del que nos mira desde fuera. Porque las generalidades no son para la moral, ni para mí. Porque yo soy particular, particular en mi existencia y en mis vivencias. Porque yo soy una, y no me veo similitud con ningún conjunto.

Puede que para ti sí, puede que tú sólo seas capaz de creer que lo correcto es lo de todos. Porque crees en una realidad verdadera y no certera, crees en un planteamiento como tal planeado y no en el discurrir del río. Eres de los que hacen presas diciendo que eso es lo natural, amparándote en los estanques naturales. No te has dado cuenta de que los estanques son en un lugar y según unas circunstancias, y que pretender forzar uno, sólo implica la utilización desmesurada de recursos ajenos a la misma situación.

Se fueron los malos tiempos, ya no hay que temer, y en realidad nunca lo hubo. Porque no se le puede temer a las palabras, sabiendo que sólo te pueden afectar según la importancia que tú les das. Témele a los actos que las palabras desencadenan, porque al final, las palabras se las lleva el viento, pero las situaciones se apegan a tu espalda y a tu memoria.

Menos mal que no hay hoja que no arrastre el viento si decide el árbol caer.

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