
Ahora pienso que lo que me ha regalado el paso del tiempo... no me lo hubieses podido dar tú... comparación bastante poco grata... y sin embargo, totalmente real. No acerté al atribuirte soluciones mágicas, ni al dejarme deslumbrar por tus palabras. Y es extraño... y es curioso a la vez. Ya no te quiero, ya no tengo la necesidad de creerme los sueños que flotaban de tus labios hacia mí. Ya no tengo porqué aferrarme a un mundo que nunca llegará. Mundo que nunca llegamos a construir, pero cuyo Big Bang era previsiblemente imparable.
Los sentimientos sólo lo son, si son reales... y si tienes la oportunidad de sentirlos. No se puede hablar de amor en tiempos futuros, ni de futuro en sentimientos de amor. Porque tal y como vienen se van... y tal y como se van, no vuelven.
Siempre he querido lo mejor para ti. He escrito cartas que callaban todo lo que me hubiese gustado decirte y que no te hubiese sido fácil escuchar. He intentado protegerte, como quien tiene un tesoro inalcanzable... y lo único que hacía era engañarme. Porque hay tesoros, que no son para nosotros. Hay tesoros que parecen la pieza perdida... y que no son más que una mera ilusión. Hay tesoros de los que nos alejamos sólo por el bien de ellos... para no estropearlos. Hay tesoros que creemos que son nuestros... pero no son más que hologramas.
Sabes que te quiero... pero no como tú anhelas, ni como anhelarás.