Todo vuelve. Todos volvemos. Es bueno saber que tarde o temprano, de vez en cuando, cada cuando una vez, volvemos a ser quienes éramos.
Una buena amiga me dijo, entre papeles y líneas rotas, que hay gente buena y mala. Que puedes hacer cosas mejor o peor, pero que la base siempre está ahí. Hay buenas personas que pueden meter mucho la pata y hay mala gente que puede aparentar tener un gran corazón. Tarde o temprano, todos se muestran tal y como son. Todos se encuentran con el tipo de persona que no pueden evitar ser. Supongo que todos tenemos que aprender a perdonar a las personas que cometieron errores, aunque sólo sea porque en algún momento ellos nos los tendrán que perdonar a nosotros.
Detente, mira a tu alrededor. ¿Eres capaz de reconocer todo lo que ha cambiado? No importa desde cuando. Puede ser ayer, la semana pasada, hace un mes o un año. Puede ser desde que dejaste de ser pequeña o desde que perdiste la inocencia. Soy de las que piensan que los cambios son buenos. Nunca demasiados, nunca innecesarios, nunca erróneos, pero siempre presentes. Puedes quererlos reconocer o no, puedes hacerles un hueco a tu lado en el sofá o dejarlos durmiendo en la caseta del perro... pero aunque tú les des la espalda, ellos no te la darán a ti.
Enfréntate a ellos. Asúmelos. Nada puede ser tan malo que no te haga crecer como persona. Nada puede haber que, enfocándolo adecuadamente, no te permita sonreír a carcajadas.A cada paso que das, marcas un nuevo camino. A cada caricia, un nuevo sentimiento. A cada latido, una nueva oportunidad de vivir. ¿Sería inteligente ir hacia adelante haciendo daño a los demás y a ti mismo? Si has cometido un error, pide perdón. Si has mentido, di la verdad. Si alguien necesita hablar, escúchale. Porque todos nos merecemos ser buenas personas, aunque no seamos perros de raza.
Una buena amiga me dijo, entre papeles y líneas rotas, que hay gente buena y mala. Que puedes hacer cosas mejor o peor, pero que la base siempre está ahí. Hay buenas personas que pueden meter mucho la pata y hay mala gente que puede aparentar tener un gran corazón. Tarde o temprano, todos se muestran tal y como son. Todos se encuentran con el tipo de persona que no pueden evitar ser. Supongo que todos tenemos que aprender a perdonar a las personas que cometieron errores, aunque sólo sea porque en algún momento ellos nos los tendrán que perdonar a nosotros.
Detente, mira a tu alrededor. ¿Eres capaz de reconocer todo lo que ha cambiado? No importa desde cuando. Puede ser ayer, la semana pasada, hace un mes o un año. Puede ser desde que dejaste de ser pequeña o desde que perdiste la inocencia. Soy de las que piensan que los cambios son buenos. Nunca demasiados, nunca innecesarios, nunca erróneos, pero siempre presentes. Puedes quererlos reconocer o no, puedes hacerles un hueco a tu lado en el sofá o dejarlos durmiendo en la caseta del perro... pero aunque tú les des la espalda, ellos no te la darán a ti.
Enfréntate a ellos. Asúmelos. Nada puede ser tan malo que no te haga crecer como persona. Nada puede haber que, enfocándolo adecuadamente, no te permita sonreír a carcajadas.A cada paso que das, marcas un nuevo camino. A cada caricia, un nuevo sentimiento. A cada latido, una nueva oportunidad de vivir. ¿Sería inteligente ir hacia adelante haciendo daño a los demás y a ti mismo? Si has cometido un error, pide perdón. Si has mentido, di la verdad. Si alguien necesita hablar, escúchale. Porque todos nos merecemos ser buenas personas, aunque no seamos perros de raza.