Notas como las cosas cambian, como en tu interior, poco a poco, la herida se cierra, y la sangre reseca se va y deja que asome la cicatriz. Notas como al querer amar, ya no amas a una persona que creías cercana, sino a un recuerdo, que cada día recuerdas menos. Puede que recuerdes su helado preferido, puede que recuerdes su color, puede que recuerdes el color de sus ojos... pero ya no recuerdas como te tocaba, ni como te hablaba, ya no recuerdas cómo te sentías cuando te necesitaba. Los recuerdos se te van. El tiempo te roba todo lo que tenías de él y sabes que nada te lo devolverá. Y no sientes miedo. Porque se te va, pero ya tienes un mundo en el que puedes estar sin él.
Sabes que un día te despertarás y no recordarás quién te regaló ese jarrón, ni con quién fuiste a Japón. Sabes que un día, yendo en el autobús simplemente te darás cuenta de que ya no necesitas llamar a nadie para contarle como fue tu día. Y sabes que ese momento ha llegado ya.
Es tiempo de asumir la evidencia y de dejar que los fantasmas se vayan, porque te puedes intentar convencer de que lo quieres... pero lo único que quieres es querer. Y quizás no estaría mal que te quisieses un poco más a ti misma y menos a él, él que se ha convertido en aire y ya no es nada, ni para ti ni para los tuyos. Él que tantos ratos te ha dado para hablar de lo que sentías, él que tantas miradas llenas de añoranza ha reproducido en tus ojos, él que tantas lágrimas llenas de abandono ha hecho brotar por tus mejillas, él que ya no es nada tangible ni nada de lo que se pueda hablar. Él que sólo es ya una tímida sonrisa en tu boca cuando escuchas su nombre. Él sólo es esa nube que abrazabas y que se ha ido esfumando de entre tus manos y tu pecho.Él sólo es humo... de ojos azules en verano y miel en invierno... pero sólo humo al fin y al cabo.
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